Sunday, November 27, 2005

CALIDAD DE VIDA

CALIDAD DE VIDA



Mi admiración y mi reconocimiento a todas las personas dedicadas a cuidar de personas enfermas, incapacitadas, minusválidas o ancianos.

Sacrifican sus vidas por ayudar a familiares o amigos. Se necesita una gran fuerza, una generosidad y un olvidarse de sí mismo para vivir la vida de los demás, sin tiempo para uno mismo.

Vaya por delante mi entendimiento de que todas los enfermos necesitan ayuda, y si es por parte de sus familiares, mucho mejor.

Pero muchas veces he pensado, y sigo pensando, en la injusticia que se comete con esas personas que están en un segunda posición, al lado de otras que requieren de ellos una gran atención.

El Enfermo sufre, pero está cuidado. El discapacitado sufre, pero está ayudado y comprendido. El minusválido siempre tiene alguien a su lado. Que quede claro que no intento quitar importancia a todo esto. Pero sí quiero reconocer la importancia que tienen todas esas personas que están a su lado, cuidando de la casa, de su trabajo y de los enfermos. Mucha gente piensa: “es normal”. Y vale, es así, yo también lo pienso pero, qué es de su vida? Sacrificio de día y de noche.

Cuando se habla de alguien incapacitado, enfermo, minusválido, siempre se dice “¿qué poca calidad de vida tiene!” Es verdad. Pero, cual es la calidad de vida de los que están detrás?. Nula. Queriendo o sin querer. Nula.

Y además prácticamente olvidados. Los demás viven relajados, mientras ellos hipotecan su vida por cuidar de su madre, de su hermano, de su mujer/marido, de sus hijos…

Y ya no digamos cuando los que cuidan de la madre son esos hermanos solteros que, por circunstancias de la vida, se han quedado con ella mientras estaba bien y ahora los demás consideran que están obligados a cuidarla. Pasan los mejores años de su vida trabajando duro, con el agobio de ver a una persona sufrir, y los demás tranquilos porque saben que está bien atendida. Y cuando se quieren dar cuenta, los años han pasado y ya no saben hacer otra cosa.

Y mientras ellos no duermen o se llevan los sustos que, intermitentemente las personas mayores dan, los demás en sus casas, tranquilos, porque como dice el refrán “ojos que no ven, corazón que no siente”.

Por eso, repito, mi admiración y mi reconocimiento.

Como para tantas otras personas, que sin ejercer ningún ministerio, hacen el bien sin ningún comentario y están prácticamente olvidadas.

No están incapacitados, no están enfermos, pero están sufriendo también, y están solos. No hay derecho. Aunque lo hagan con ganas. Si es así, con más mérito.

Yo sí os reconozco el trabajo y para mí no estáis olvidados. Aunque no pueda hacer nada para cambiar la situación, saber que hay alguien que está con vosotros y reconoce vuestro trabajo.

Gracias, porque el mundo es un poco mejor con vosotros.

Se os necesita, se os quiere, se reconoce vuestro trabajo, no estáis solos.

Tuesday, November 22, 2005

FEMINISMO/MACHISMO

FEMINISMO/MACHISMO


Femenino, masculino; hembra, varón; mujer, hombre. Os dais cuenta? Se escriben totalmente diferente, no son hembra:hembro, Femenina:femenino, Hombre:hombra.

Os habeis parado a pensar por qué?

Yo sí. Porque son totalmente diferentes. En formas, pero no en derechos. Cada uno tiene que tener los derechos que le corresponden, acorde con su forma de ser, su forma de pensar, su forma de actuar. Y los mismos derechos para todo lo demás. A igual ejercicio, igual recompensa. Eso no es discutible. Pero vamos a dejarnos ya de querer ser iguales. Yo no quiero ser igual que un hombre, no quiero y no puedo. Soy diferente, en mi forma de pensar, en mi forma de actuar, en resumen: “en mis formas”.

Sé que se ha luchado mucho por la equiparación de derechos, pero no por eso dejaremos de ser diferentes. Es que no podemos ser iguales… Habéis encontrado alguna vez a algún hombre, alguna mujer, que sean exactamente iguales? Pues no. Igual que no somos iguales todas las mujeres, ni son iguales todos los hombres.

Por qué siempre nos pasamos? Por qué no podemos dejar las cosas en su punto justo?

Esas “feministas” exacerbadas (y digo feministas, aunque no me guste la palabra, porque es la única manera de que me podaís entender), nos han hecho “la puñeta” a todas las mujeres.

Que queremos igualdad a la hora de que a igual servicio, igual remuneración y trato? Por supuesto, pero es que eso a estas alturas... Tenemos que exigir, pero es que yo creo que ahora ya no existe tanta diferencia. Si una mujer vale más que un hombre, se le reconoce su valor. Y si no es así, a pelear, pero individualmente, que sabemos defendernos. Hay montones de mujeres empresarias, sacando a su familia y a su empresa adelante, sin necesidad de estar apoyadas en ningún hombre. Faltaría más… Y no ha sido solamente el trabajo de las “feministas”. Nos hemos colocado en nuestro lugar poco a poco, todas, porque lo de antes era injusto, y lo sabíamos.

Y no voy a decir que valemos más o menos. Valemos diferente. El hombre tiene unas capacidades que la mujer no tiene. Y la mujer tiene un algo muy especial que el hombre, por mucho que quiera, no tendrá nunca.

La naturaleza es sabia. Y ha dado el poder de engendrar a la mujer. Por qué? Pues sencillamente por la sensibilidad que posee. La intuición, la facilidad para demostrar ternura. La valentía ante el dolor. El poder hacer muchas cosas a la vez, sin olvidar las otras, cosa que requieren los hijos cuando se les está educando y formando.

Verdad que todas sabéis que el hombre cuando se dedica a una cosa, solo hace eso? No puede hacer más, y quizás lo haga mas concienzudamente que la mujer. Porque solo piensa en eso.

Yo le reconozco su valor. Es más poderoso que nosotras en muchas cosas. Es nuestro complemento. Los dos unidos hacemos la fuerza. No vamos tampoco a minusvalorarlo. Cada uno en su sitio.

Yo en el mío, en el pequeño sitio que me han dejado las “feministas”. Habrá que luchar ahora por recuperar lo poco de bueno que tenía ser mujer ?

y ellos, pues que queréis que os diga… ellos… que se las apañen como puedan. Yo quiero ser madre sólo de mis hijos. CADA UNO EN SU SITIO.

Porque ahora tenemos que hacer de todo, el cambio ha sido catastrófico, y encima ¿habrá que darle las gracias a esas “feministas”?

Friday, November 18, 2005

ME NIEGO


La otra tarde, en televisión, oía a Antonio Gala comentar algo sobre el amor y sobre la muerte. En su misma línea de siempre, decía algo así como: “Desde el momento en que se empieza a amar, se empieza a perder lo que estás amando. Desde el momento en que empiezas a vivir, se empieza a morir.”

Digo “en su misma línea” porque quiere ser romántico, y es cruel. Casi todo lo que le he escuchado deja un asomo de crueldad, por una frustración. Quizás su vida no ha sido lo que él quisiera y se le nota. Parece dulce, pero es un ser amargo.

Me niego a reconocer que desde el momento en que conoces a la persona a la que quieres estás empezando a dejar de amarla. Por supuesto que la vida no es un camino de rosas, pero hay que luchar, y hacerlo con alegría, sin rencores, aunque la vida no te haya dado lo que tu quieres. El amor te da más alegría que dolor. Claro que el dolor en el amor es fuerte, pero porque hay pasión. Nunca duele lo que no te importa. Yo veo a las personas de mi alrededor enamorados, y felices. Eso no quita para que sufran. ¡Claro!. Pero es que nada es un camino de rosas. Surgen contratiempos, pero si quieres mucho se hace mas fácil vencer.

Me niego a pensar que según naces ya estás muriendo. No, por favor. Hay vida. Y la vida es lo mejor que tenemos. Moriremos, pero no hay que pensar en ello. Hay que pensar en vivir el momento, lo mejor que se pueda. Disfrutar, amar, reir, llorar (por qué no?), compartir, hacer el bien, alegrar la vida a los que tienes alrededor, hacérsela más sencilla, disfrutar con ellos y con todo. Pensemos que la vida es como una curva hacia arriba muy grande, naces y vas subiendo, cuando llegas arriba, disfrutas más pues conoces ya muchas cosas. Y luego a bajar, pero bien, con optimismo, disfrutando de todo lo que tienes. Pero sin pensar en la muerte. Sólo mueren los que no dejan recuerdos buenos, si la gente te quiere y te recuerda alegre, no mueres, vives en ellos.

Me niego, por lo tanto, a ser cruel conmigo misma y pensar que estoy muriendo desde que nací. Cuando veo a mi nieta, a mis hijos, llenos de vida, a mi familia, mi marido, mis amigos, a las mujeres de mis hijos, que son un poco también mis hijas, no puedo pensar en que están muriendo. Por favor, si están llenos de vida. Si a mis hijos, a mi nieta, les queda por disfrutar de lo mejor de la vida…

Me niego a pensar como Antonio Gala, y él debería recapacitar antes de expresar ese tipo de pensamientos, porque hacen daño, a mi me han hecho daño… y me niego a que nadie me haga daño sin mi consentimiento.

Monday, November 14, 2005

CARLOTA

A MI NIETA


Carlota, ya no existen las abuelas de Caperucita. Aquellas abuelas amables, débiles, arrugadas, siempre dispuestas a hacer cosas por los demás, interesadas sólo por la familia, sin grandes conocimientos, ocupadas en las labores de la casa, que se leían sólo los titulares de los periódicos para saber como iba el mundo, porque lo habían pasado tan mal que tenían miedo…

Esas abuelas que hacían rosquillas, las croquetas más ricas, los platos a la antigua, el tomate de verdad, el que lleva mucho tiempo hacer… Ahora son platos precocinados, pizzas, hamburguesas …

ahora las abuelas ya no son tan amables, muchas veces están nerviosas, irritadas, el estrés de la vida cotidiana llega también a ellas. No son débiles, o por lo menos, no quieren serlo. Son “sabioncillas”, se arreglan, quieren seguir pareciendo jóvenes, van a natación, aprenden a bailar, quieren viajar, incluso “ligan” si están viudas. aunque sus huesos muchas veces se lo prohíba. Por eso, no están conformes.

Protestan muchas veces por las labores de la casa, aunque sus maridos ahora participen mucho, ellos ahora también van al supermercado y aunque la mayoría, aún, no saben poner la lavadora, sí se involucran en las tareas. Ya no son como los de antes, que llegaban a casa de trabajar, cogían el periódico y no querían saber nada más. La cena en la mesa y a dormir. Todavía quedan algunos de esos. Por desgracia.

Se arreglan mucho, se pintan, van a la peluquería, ya no llevan aquellos moños, recogidos en la nuca, que las hacía tan abuelas. Se tiñen, ya no visten de negro, van a la moda… y se ponen tan contentas cuando dicen la edad y les contestan: “pues no los aparentas”. ¡Qué tontería!, no los aparentas, pero los tienes. Todo falsedad.

Quieren saber de todo, ven la “tele”, leen los periódicos y, como muchas siguen trabajando, se ponen al día en la Oficina, y si no es así, tienen sus amigas, sus pandillas, hablan de todo, aunque, como antes, en profundidad, no sepan de nada, porque todavía su cultura es escasa.

Ya no cuentan cuentos: Caperucita, blancanieves, Pulgarcito, Los tres cerditos. todo eso ya está pasado. Ahora os ponen un película de dibujos animados, con muñecos de esos raros, (ya no son el gato y el ratón, o el príncipe y la princesa), los juegos son todos eléctricos (que será que los entendéis más rápido que ellas), os dan gusanitos o patatas en vez del pan con chocolate o con aceite y tomate que estaba tan rico.

Ya no hacen jerséis de punto, ni largas bufandas, ni calcetines, ni remiendan la ropa (la tarea que encomendaban antes a las abuelas) y, aunque ellas protesten porque se gasta dinero a lo tonto, a vuestras madres ya no les gustan esos jerséis, ni las bufandas y, por supuesto, los remiendos en la ropa, ni aprovechar el pantalón del mayor para el más pequeño…

Parece que se han perdido cosas muy bonitas. Yo sé que las abuelas ahora se hacen cargo muchas veces de sus nietos, debido al trabajo de los hijos. La sociedad, la forma de vivir de los hijos, las obligan muchas veces a criar a sus nietos. Y los tratan, como es natural, como si fueran sus hijos, los tienen que educar, y las abuelas no están para educar (por lo menos, en su totalidad) están para dar cariño y estar ahí, cuando se la necesite.

Pero es que ahora los nietos, necesitan poco de las abuelas, son “autosuficientes”, por eso, está todo tan mal. Porque no es así, los nietos necesitan de los abuelos y de las abuelas. En cualquiera de ellos se nota cuando tienen una “abuela, abuela” o cuando no lo tienen. Da gusto oir a algunos decir, “tengo una abuela que es un cielo”.

Y yo quiero que tú con el tiempo reconozcas a tu abuela así, si no como una abuela a lo antiguo, sí una abuela a la que quieras, a la que necesites, de la que estés orgullosa, que, aunque no me veas guapa o erguida, sea tu abuela de verdad.

Quiero, de pequeña, jugar contigo, ayudarte a pintar, leerte cuentos, prepararte buenas meriendas, comprarte cosas que le hagan ilusión, ir a pasear contigo. Y ya de mayor, si es que todavía vivo, que me cuentes tus historias, que me pidas consejo de cosas que te preocupen porque, aunque sea sólo por experiencia, podré hacerlo mejor que tus amigas, que indiscutiblemente también sirven, pero de diferente manera y en diferentes ocasiones. No pienso educarte (eso es labor de tus padres que lo harán a su manera, y no dudo que poniendo todo su empeño), quiero “maleducarte”, quiero que seas feliz, totalmente feliz, que cuentes siempre conmigo.

Porque, sabes? Te quiero mucho. A mi misma me ha sorprendido. Quiero muchos a mis hijos, pero contigo todo es diferente, es algo especial, no lo sé expresar, me alegras la vida, disfruto con todo lo que me cuentan de ti.

Quiero que seas una niña muy alegre, alejada de todos los problemas que tiene ahora la juventud. Sana de cuerpo y sana de mente. Me dolería mucho verte sufrir. Voy a poner todo de mi parte para que seas feliz. Un beso muy fuerte de

TU ABUELA.




Saturday, November 12, 2005

VIDA

No me gusta complicarme la vida. Ya se te complica sola, cuando menos lo esperas. Quiero rodearme de personas sencillas, sin otra cara que la normal, la de verdad. Trato incluso de que la gente que me rodea, tanto en el trabajo como en mi familia, actúe de forma natural, alegre, a pesar de los problemas de los que nadie nos libramos.

Pero no es fácil, te encuentras con personas muy diferentes: están los que tienen, como la luna, su cara oculta, van siempre con la mitad por delante, de frente, pero con la mitad. No sé si es fácil entenderme. Están también los que yo llamo “los pacocontraria”, siempre en contra de todo, sea lo que sea: en política el más fuerte es el peor, en deporte, igual, todo lo vuelven del revés. Luego están los ambiciosos, ¡qué forma mas absurda de complicarse la vida! La vida te trata bien si tu la tratas bien a ella. Si saltas por encima de las cosas feas que se te presenten, con impulso, como los buenos corredores. Y si algo sale mal pues a empezar de nuevo. Sin llantos, sin rencores, sin envidias. También los pusilánimes, los sin carácter, a los que dan ganas de mover fuerte, a ver si sueltan algo, no opinan, no se deciden nunca por nada, no se atreven a estar al lado o en contra de algo. Y los falsos, los peores, por delante adulan, por detrás, critican, a esos procuro no tenerlos cerca, son peligrosos.

¿Por qué cada vez hay mas ansiedades, más “pequeñas depresiones”, (las grandes vienen como cualquier enfermedad), menos compañerismo, más individualismo, menos alegría?, se necesita más naturalidad, la sociedad necesita menos egoísmos, mejores personas, más generosidad, menos trampas…

Hace tiempo que organizo mi mente como si fuera un armario vestidor. Es como una habitación donde las paredes están llenas de cajones. Hay unos que los tengo cerrados con llave, llave que he tirado lejos de mí porque no quiero abrirlos nunca, son los de los malos recuerdos, las cosas feas que no quiero recordar. Hay otros cerrados con llave, pero la conservo, alguna vez viene bien abrirlos, para no volver a caer en el mismo error cometido, pero sólo de vez en cuando, cuando es estrictamente necesario. Los hay con la llave puesta para abrirlos enseguida en cuanto necesito de la ayuda de lo que hay dentro, que es a menudo. También algunos sin llave, para abrirlos con facilidad y los hay abiertos, bien abiertos, para recordar siempre las alegrías, lo mejor de mi vida y ahí está, bien guardado, todo lo vivido con mis hijos, que a pesar del trabajo, (tres muy seguidos), en unas circunstancias a veces no demasiado boyantes, me han dado la vida y me la siguen dando, añadiendo ahora una nieta preciosa que es toda mi ilusión.

Los quiero y por eso aparezco ante ellos muy tranquila, disimulando incluso mis achaques, mis dolores, normales a mi edad, porque sé que a ellos el verme feliz les hace la vida más fácil y están más tranquilos.

Siempre me tienen, aunque, los tres casados ya, no me necesitan como antes y he tenido que acostumbrarme a esa nueva situación porque no quiero ser una madre agobio.

Tengo a mi marido que aunque, con la edad, los caracteres cambian, al necesitarnos más los dos y conocernos tanto, en ocasiones no tenemos ni que hablar. Podemos estar en lugares y posturas diferentes, pero sé que está ahí y con eso me basta.

En suma, soy feliz por convicción, ¿para qué sirve complicarse la vida, dándole vueltas a algunas cosas que no puedes cambiar y han de ser así?

Mª Luisa. MADRID.

Ahora, la sociedad

La gente sigue muriendo y nosotros apenas miramos ya las imágenes. Nos saturan de información: guerras, desastres naturales, fuegos, muertes, terrorismo, pero seguimos como si nada pasara. Vemos morir a personas de forma violenta y es como si no fuera con nosotros. Nos estamos acostumbrando a todo, nada nos conmueve como antes… A dónde vamos?

Si leo los periódicos, los miro por encima, de pasada, porque con la información visual que tengo me basta. Las revistas del corazón me aburren, la televisión me ha dado todo con más detalles.

La cultura, la de verdad, a pocas personas interesa ya. La educación, la familia, la moralidad, las buenas formas, los buenos modales, el amor, el respeto, se están transformando en intereses económicos, libertad sin más, en el “yo hago lo que quiero”, en el los tiempos han cambiado, mi hijo es “libre” para hacer lo que quiera, eso está de moda. Aunque a los demás les moleste… no nos importan los “otros”, que se aguanten; es como si estuviéramos solos, entre una multitud.

Y entre todo este “guirigay”, los políticos, los educadores, los informadores, hacen oídos sordos y sólo se preocupan de tener más derechos que los demás, hacerse con todo el poder, ir solos, pero “chupando” de los demás… Prima el “todo para mí”, el adueñarse del poder absoluto y por eso matan, mienten, y nos destrozan la vida a los demás. Esconden cosas, no dicen la verdad, juegan con nosotros, con nuestros sentimientos para conseguir sus propósitos y esconden la mano después de tirar la piedra. Nos toman por muñecos y nos callamos, ¿por cobardía o por comodidad?

Mientras pasa todo esto seguimos de forma autómata con nuestras vidas y no nos damos cuenta. Van a acabar con nuestra libertad esas personas que, creyéndose más listos que nadie, están jugando con nuestras cosas como el que juega al “monopoly”.

Triste futuro nos espera si alguien no reacciona a tiempo, si los medios de información, que son muchos y muy poderosos, no despiertan a la multitud y les avisa del peligro que corremos a todos los niveles, pero con veracidad, sin ocultar nada, tenemos derecho a saberlo todo, si hemos pasado de una dictadura a una democracia de forma ejemplar ¿no estamos ya maduros para afrontar lo que venga? Estamos perdiendo todo lo que ha costado muchos años ganar, la prosperidad, bonita palabra, pero, de verdad, ¿no puede ir acompañada de algo mejor?

El querer a los demás, el luchar por las cosas buenas, el ver a nuestros hijos sanos de cuerpo, de mente y de alma… ¿no es mejor que una bonita casa, un viaje de placer, el último modelo de coche, un yate, pieles, joyas, figuras esculturales? … todo eso que, en estos momentos, obsesiona a una mayoría y acaba por contagiarnos.

Me asusta el futuro, parece que vamos a la destrucción de todo lo bueno nosotros solos y quiero creer en gente buena, que la hay, que está dispuesta a despertarnos de esta locura, pero hay veces que pienso, con mucha tristeza, que nadie nos va a ayudar, que ninguno de nosotros sabe hacia donde vamos o hacia donde queremos ir.