Tuesday, February 27, 2007

APRENDIENDO

Aprendiendo… todos los días aprendo algo nuevo.
A mis años...
Pero lo más curioso es que siempre aprendo de cosas que hago mal.
Me equivoco muchas veces, queriendo hacer las cosas bien. Creo que soy impulsiva y estoy poco con el mundo y la gente. Los demás no piensan como yo, no actúan como yo. Todos los demás tienen lo que yo llamo “retranca”. No tengo nada que ocultar, o mejor dicho, casi nada, actúo de forma natural y, naturalmente, me equivoco. ¿Soy sentimental o “cursi”? Quizás, el hablar de sentimientos, de tus sentimientos, es catalogado de cursi. ¿por qué? Porque la gente no se atreve a hablar de eso… o quizás porque muchos no tienen sentimientos.
¿Por qué la gente siempre piensa antes que actuar? Siempre con el que dirán… siempre pensando en lo que deben decir o no deben decir. Yo eso sólo lo pienso cuando no quiero hacer daño a los demás. Pero, de mis cosas… no.
Yo soy así y no me importa lo que los demás piensen.
Por eso, algunas veces, sin querer, hago mal. Pero no por lo que hago, sino por lo que los demás piensan.
Yo acepto a la gente tal y cómo es. No quiero que se amolden a mi forma de ser, sino que sean ellos mismos. Pero eso en esta sociedad no vale. Eres ingenua, no estás en el mundo, según ellos.
Qué difícil tiene que ser actuar pensando lo que los demás van a pensar de ti. Lo que pasa es que a mi eso no me importa. Sólo me importa molestar a los demás cuando esa no ha sido mi intención.
¿Se aprende también con las cosas que haces bien? Es curioso, pero menos. El que hagas las cosas bien, es normal, cuando yo creo que es quizás más difícil que hacerlas con doble intención. Hacer daño, podemos hacer daño todos. No es tan difícil.
Pero me duele fallar, no por fallar, que sería una cuestión de soberbia, sino por molestar a alguien que quiero. Y cuanto menos quieres fallar, más duele.
Quiero hacer la vida bonita a los demás y no siempre me sale bien.
Pretendo no ser egoísta y posiblemente no sea un buen crítico de mi misma. Y eso lo he visto claro con comentarios de mis hijos. Los mejores críticos. Y que conste que no se lo echo en cara. Me gusta que lo hagan. Así aprendo…
Claro, para ellos es fácil. Son como espectadores de tu vida. Están tranquilamente en sus butacas, viendo como actúas, y no siempre te sale el papel bien. Y te lo dicen. Porque quieren que lo bordes. No es que me parezca mal, pero duele… precisamente porque has pretendido hacerlo bien. Pero no estoy en este mundo para representar un papel. Estoy para vivir. Y sólo tengo una vida. No voy a ocuparla en actuar… porque no me gusta. En la vida no sales con el papel aprendido. Y fallas, muchas veces… Pero el equivocarte también es vivir.
Por eso, a las personas que me importan, a las que he podido hacer daño en alguna ocasión, les pido perdón. De verdad, no ha sido mi intención, es que no lo he sabido hacer de otra forma…

Saturday, February 10, 2007

LOS PECADOS CAPITALES

Antes estudiábamos: Lo pecados capitales que se llaman “mortales” (¿) (nunca lo he entendido, mortales, si cometes uno te mueres? Pues teníamos que estar todos muertos) son: …

Estos pecados son para gente joven y os explicaré por qué. Bueno creo que éstos y casi todos, según vas cumpliendo años no pecas, cometes excesos…

Vamos a analizarlos.

El primero: SOBERBIA. (Contra soberbia, humildad)

Cuando te vas haciendo mayor poco lugar hay para la soberbia. Si acaso cuando ésta ha estado en tu vida muy arraigada, seguro que algo te queda. Pero si la persona es inteligente se da cuenta que no hay por qué. Somos tan poca cosa…
Soberbio se llama a algo muy grande. De verdad puede haber alguien que se crea muy grande? En comparación con qué? Yo reconozco no haber sido soberbia, pero sí algo creidilla. Pero es que me viene con los genes, o con la educación, o con… yo qué sé…
Algunas veces te crees y me he creído más que otras personas… pero me he llevado cada golpe… Somos superiores en algo a otros y muy inferiores en otras cosas a esas mismas personas. Si eres medianamente listo (no digo ya inteligente) te das cuenta que vale la pena más ser humilde y vivir sin creerte nada especial que pegarte los trompazos que te puedes dar cuando la vida te demuestra lo contrario. Yo me los he pegado y no me considero soberbia, pero sí, aparentemente y también, he de confesarlo, por dentro, me he creído superior a alguien en algún momento de mi vida. Ahora ya no, Tengo muy claro lo que soy y lo que puedo dar de sí. Además, sinceramente, ya no me interesa ser mejor que los demás, supone demasiado esfuerzo. Si eres mejor, en lo que sea, de forma natural, se te nota, no tienes que ir haciendo alarde de ello. Algunas veces se te reconoce y otras no, pero así es la vida.

El segundo: AVARICIA (Contra avaricia, largueza)

Avaricia, amontonar dinero o cosas por que sí ¿para qué? Ahí si que creo que poco he pecado. Me gusta el dinero, pero para gastármelo, conmigo o con los míos. Para qué la gente atesora cosas, si cuando te mueres te quedas sin nada… Vale más la pena vivir bien, aprovechar lo que tienes, que guardar por guardar. Dicen que eso da seguridad y mientras tanto viven y mueren como pobres desgraciados. Pero para esas personas esa es su vida, yo trato de comprenderlos pero no puedo. Quizás también sean los genes, los de mi padre, que compartía con todos lo que tenía y al final se quedó sin nada. El problema es que eso le hizo sufrir porque la gente se aprovecha de esas personas porque por poseer, aunque sea, roban… sin importarles el daño que hacen… Vaya un asco de gente, no puedo con eso.
Y según nos vamos haciendo mayores ¿para qué demonios queremos el dinero? Con lo justo para vivir y darnos algún capricho nos debe bastar. Si lo dejamos en herencia, quizás, cause hasta problemas. Con esto no quiero decir que haya que tirar el dinero, pero sí que vivir lo mejor que la vida te deje. Y compartir que, por lo menos, la alegría que puedes dar a los demás, la ves y la vives.


El tercero: LUJURIA (Contra lujuria, castidad)

Esto sí que es para los jóvenes. Pero bueno, pecar de lujuria con setenta u ochenta años… Pues no lo entiendo. Si te quedan pocas fuerzas hasta para lo más elemental, vas a tener ganas de juerga. Ni de juerga, ni de nada. Pero si te falla hasta el tacto y la vista, dos cosas muy importantes para actuar lujuriosamente, qué vas a hacer...Si acaso soñar o fantasear y hasta de eso estamos faltos. Tenemos que ser castos a la fuerza. Si te duele todo el cuerpo…, y aunque quieras no puedes. Pero hay muchas personas que piensan que el sexo o el placer es para toda la vida y eso es mentira. Algunas incluso presumen “yo… como cuando era joven”. Mentira. Pero, a quien quieren engañar? Se quieren engañar a ellos mismos, porque no se conforman con lo que la vida les va dejando.
Además la lujuria requiere de determinadas cosas también. Como pueden pensar ser lujuriosos con el cuerpo que se te va quedando, venga hombre…Según el diccionario la lujuria es “el vicio consistente en el apetito desordenado de los placeres sexuales”. Bueno, con esto no creo que tenga que decir nada más. Que cuando se es joven se es lujurioso? Pues claro. Y además aconsejo serlo, mientras se pueda. Pero que el desorden no llegue a dañar a nadie, ni a ti mismo.
Y además, ( y esto es de broma), cómo se puede pecar de lujuria con la dentadura postiza en un vaso en la mesilla? Falta la estética y el buen gusto…
Asi que de mayores, todos castos…

El cuarto: IRA (Contra la ira, templanza)

Aquí no se qué decir… A los peor, de mayores sí que pecamos de eso… Muchas veces por cansancio, otras, porque cada vez aguantas menos las tonterías de la gente. Contestas mal sin saber por qué… Los nervios te fallan… Yo que no me creo para nada haber sido una persona iracunda, quizás ahora peco algo de eso. Me enfado algunas veces más de la cuenta. He sido una persona apacible, tranquila, pero no me gusta que me lleven la contraria o que me tomen el pelo… Y eso que me controlo. Esto ha sido en mí algo inversamente proporcional. Cuando era joven no creo haber reaccionado nunca con ira, pero ahora, algunas veces, he de confesar, que me daría de tortas con algunos… Pero en realidad, rabietas, rabietas, tampoco he cogido nunca por nada… Pero ¡si me ha dado la risa verlo en los demás¡ Y es que una persona en ese plan provoca más risa que nada… porque pierden el control y hasta el rostro se les colorea… Es un poco ridículo.

El quinto: GULA (Contra la gula… pues no me acuerdo, pero será algo así como ayunar)

Esto con los años sí que se agudiza. Pero es porque a la hora de la verdad muchas cosas te hacen daño, no puedes comerlas, por el azúcar, el colesterol, la tensión… el corazón.
Y claro lo que no puedes comer es lo que más te apetece. Y como, además, tienes mucho tiempo libre, pues a comer… Y se come más de lo que se debiera… Y se vive pensando en la hora de la comida o de la cena… Y ves a los jóvenes comer y te preguntas ¿y yo por qué no?. Pues es muy claro, porque los excesos en todo, ahora, te hacen tanto daño que más vale privarse de cosas que asustarte pensando que te encuentras tan mal que te vas a morir. Y a estas edades, se le tiene tanto miedo a la muerte… Pero de joven ¿por qué tiene que ser un pecado comer, aunque sea en exceso? Si es una de lo mayores placeres que existen. Casi diría yo mayor que el sexo, porque, por lo menos, dura más. Y si comer te proporciona placer y no te hace daño ¿por qué lo cuentan como pecado? Con lo corta que se te hace la vida… Por eso yo aconsejo a los jóvenes, disfrutar mientras podáis… Si hay alguien allá arriba (y tampoco sé por qué tiene que ser arriba, otra costumbre rara) ¿vosotros creéis que le va a parecer mal que comáis?… Eso sí, como digo siempre que no cause problemas ni dañéis a nadie…

El sexto: ENVIDIA (Contra la envidia, caridad).

Ahí sí que no peco, ni tan siquiera de mayor. La verdad es que tengo suerte, si alguna vez he tenido envidia ha sido una envidia sana. El apetecerte tener cosas que lo demás tienen no tiene que ser envidia si tu disfrutas con que lo tenga esa persona, aunque tu no lo tengas. Pero aspiración a conseguirlo es sano. Si puedes conseguirlo, bien y si no, también. Este si creo que es un pecado de personas malsanas… Y dicen que es el pecado de los españoles… Pues a lo mejor es verdad. Guardan resentimiento por no conseguir lo que otros poseen, y sufren, porque la envidia es el único pecado que en sí lleva el mal. De cualquier forma que se vea. Los envidiosos son personas, como yo digo, “verdes”. Se les nota en la cara. Son inconformistas, protestan por todo, todo les parece poco y desean el mal a los demás. Quieren serlo todo, como dicen, el niño en el bautizo y el muerto en los entierros, ¡también es triste! Y agotador, viven investigando las vidas de los demás, no miran de frente, se creen que la vida ha sido con ellos peor que con los demás y, por eso, son totalmente infelices. Los mayores pueden ser envidiosos? Pues creo que algunos sí. Si lo han sido de jóvenes, lo serán de viejos. Para eso, para tener envidia de todo, si tendrán fuerza. Pero que vida más triste… Y algunos, por pura envidia, hacen daño a los demás, sólo para resarcirse de algo que ellos creen debían poseer y no poseen. Fea costumbre. “No los envidio”.

El séptimo: PEREZA (Contra pereza, diligencia)

Ay, madre, creo que mi auténtico pecado, Y me da lo mismo ser mayor, bueno lo mismo no, pienso que todavía se me ha acentuado más. Soy perezosa, señores, lo confieso. Lo he sido toda mi vida. Y lo reconozco. Pero por eso no dejo de cumplir con mis obligaciones, pero me cuesta, me cuesta y me ha costado siempre. Mi ilusión: No tener nada que hacer por obligación, sólo porque me guste. Pero eso no lo he conseguido, ni ya lo conseguiré. Os imagináis?: levantarse por la mañana cuando te apetezca, desayunar lo que te guste y por supuesto que te lo sirvan. Que te peinen, te vistan, te maquillen, te masajeen, y ya, toda fresquita y peripuesta, de compras. Cuando te canses, a casa, a que te pongan la comida. Y luego la siesta. Por la tarde trabajar en lo que te guste y poco, luego leer o dibujar o hacer lo que te plazca sin horario ninguno. Visitar a mis hijos, por supuesto que me lleven en coche, no en autobús ni metro, disfrutar con mi nieta, y luego la cena, televisión y a la cama. A dormir, hasta que te canses. Es monótono? Aburrido? Cansado? Deprimente? Sé que mis hermanas pensarán que sí, pero, qué queréis que os diga? Es mi sueño. A lo mejor si lo pudiera hacer no me gustaría, pero como no puedo, sueño con ello. Sobre todo cuando a las siete de la mañana me tengo que levantar todos los días (cuento los días que faltan para que llegue el sábado y dormir un poco más), cuando te llega un trabajo que no te gusta hacer, cuando tus compañeros te cansan (algunos son muy cansinos y la paciencia que hay que tener agota), cuando, sin tener ganas, tienes que planchar o simplemente recoger la cocina… Y esto si que se agrava con la edad, porque los huesos cada vez nos pesan más aunque pesen menos…
Diligencia? Claro, a la fuerza, porque ni no, no comes… Es un problema que llevaré conmigo siempre… “Envidio” a las personas que por naturaleza son diligentes y no les cuesta trabajo madrugar o moverse…


PD. COMO VERÁS, GERMÁN. YA JUSTIFICO A LA IZQUIERDA… ¡y que tú me aconsejes eso! Es broma.

Wednesday, February 07, 2007

VIDA

VIDA

Después de haber escrito sobre la muerte, algo desagradable siempre, pero algunas veces necesario, voy a escribir sobre la vida.

Quiero dejar este testimonio a mis hijos, para que no crean que sólo pienso en la muerte o que estoy triste o deprimida. Nada de eso.

Creo haber sido una privilegiada de la vida. He tenido todo lo necesario y no más que eso.

Considero que el tener “de más” no es un privilegio, sino que, en algunas ocasiones, trae problemas, egoísmos, angustia por perder lo que tienes, puedes creerte el dueño del mundo pensando que todo lo puedes conseguir y “te creces”, equivocándote, a mi entender, porque nadie puede conseguirlo todo y se hacen los fuertes, sin serlo y se les nota y van por el mundo con altanería y se les nota y creen, porque nadie les planta cara, que son los mejores y que pueden tratar a los demás como quieran y se les nota…, sobre todo, se les nota que luchan por ser los primeros en todo, con lo complicado que eso tiene que ser… Porque siempre quieren más o tienen miedo a perder lo que tienen y se les nota.

Al final, es más bonito y se disfruta con más intensidad lo que podemos ir consiguiendo con nuestro propio esfuerzo, se disfruta más pensando que puedes conseguir algo, que cuando lo consigues. Por eso no hay que buscar la riqueza, perdemos parte de nuestro tiempo buscando la gloria, el poder, el dinero, que la gente te admire, conseguirlo todo, ¿a cambio de qué? De nada. La riqueza la llevamos nosotros dentro, cuanta gente conocemos que, siendo pobre, materialmente hablando, demuestran mucha más riqueza (de espíritu, de personalidad, de humildad, de corazón noble, de bondad, que es lo que vale) que las personas que, poseyendo muchas riquezas, quieren todavía tener más, porque al final todo les parece poco.

Muchas veces el tener las necesidades cubiertas es ya demasiado, es más de lo que tienen muchos. Hay que pensar que hay gente que no tiene nada y, no solamente eso, les falta lo básico, cosa tremenda en este mundo lleno de ambiciones, de luchas por conseguir poder y cosas materiales y la sociedad sigue fría, impasible, sin hacer nada, unos, porque estamos limitados, ya que no tenemos fuerza suficiente para mover los sentimientos de los demás y los otros, los que pueden hacerlo, porque no les interesa.

Por eso creo que la vida mejor es la que disfrutamos con las cosas pequeñas. Lo mejor de la vida es nuestra familia, nuestro entorno, hijos, maridos, nietos, esos son los que de verdad nos dan la felicidad.

Y yo creo en la vida. Y quiero pensar sólo en las buenas personas, quiero disfrutar cada momento de mi vida con las cosas buenas que tengo, las malas no hay más remedio que aceptarlas. Lo he dicho al principio, me creo una privilegiada de la vida. Tengo unos hijos estupendos y sanos, se han casado con personas buenas, a las que quiero también mucho, tengo una nieta preciosa y para colmo de todo, voy a tener otro nieto. Tengo trabajo, mi salud no es muy mala, tengo a mi marido conmigo, tengo lo suficiente para vivir con cierto desahogo, una casa agradable, creo en algo especial, (sinceramente, no sé si llamarlo Dios, pero sé que existe), que me ha ayudado muchas veces, que me ha evitado sufrimientos inútiles y me ha dado esperanza en momentos difíciles. Siempre lo he dicho, tanto en lo bueno como en lo malo, “eso” (que no sé decir qué es exactamente) me ha ayudado.

Y además, tengo libertad, me siento libre, lo más importante en la vida. No me ata ni la ambición, ni el egoísmo, ni la envidia, quiero mucho a mi gente, y todo eso me hace muy feliz. Por eso, he intentado, con mis limitaciones, que también mis hijos sean libres, que no se vean atados con problemas que cortan la libertad. Decirme, ¿no voy a ser feliz? Sería una hipocresía y casi, casi, un pecado.

Y ahora, pensando que una nueva vida me va a llenar de alegría, que no hay nada más bonito que tener a un bebé en los brazos, pensando que va a ser una probable copia de mi hijo, y por lo tanto, una continuación mía, me siento la mujer más feliz del mundo. De verdad, os lo puedo asegurar. La esperanza de conocer a una nueva personilla, (y ojalá que no sea la última), me llena de optimismo y de ganas de hacer cosas.

Porque a mis años, todavía conservo la ilusión por las cosas. Disfruto cuando tengo a mis hijos conmigo, hablando con ellos por teléfono, sabiendo de sus triunfos y viendo que son unos buenos trabajadores, cocinando para mi familia, haciendo pequeñas decoraciones en la casa, leyendo, escribiendo, jugando con mi nieta (bueno en realidad disfruto sólo viéndola), comprando regalos para todos y, sobre todo, comprando cosas para mis nietos. Disfruto trabajando, disfruto estando en casa, disfruto cuando salimos todos juntos, y, en resumen, disfruto con la vida. Me siento bien, viendo que mi marido está bien, (todo lo bien que se puede estar con el paso de los años) y pensando que vamos a seguir así por mucho tiempo. Aunque, de vez en cuando, nos convirtamos en unos gruñones. Los años no pasan en balde, pero en el fondo creo que también disfruto con eso.

A pesar de haber escrito el testamento vital no penséis que estoy deprimida o que pienso sólo en la muerte. Para nada, sólo, por ahora, pienso en la vida y voy a seguir pensando en ella con entusiasmo.

Os aseguro que no me va a costar ningún trabajo, porque en el fondo, y de verdad os lo digo, tengo “casi” todo para ser feliz.

A mis hijos y a mi familia, a los que quiero un montón, y que me dan las fuerzas para seguir viviendo con alegria.