APRENDIENDO
Aprendiendo… todos los días aprendo algo nuevo.
A mis años...
Pero lo más curioso es que siempre aprendo de cosas que hago mal.
Me equivoco muchas veces, queriendo hacer las cosas bien. Creo que soy impulsiva y estoy poco con el mundo y la gente. Los demás no piensan como yo, no actúan como yo. Todos los demás tienen lo que yo llamo “retranca”. No tengo nada que ocultar, o mejor dicho, casi nada, actúo de forma natural y, naturalmente, me equivoco. ¿Soy sentimental o “cursi”? Quizás, el hablar de sentimientos, de tus sentimientos, es catalogado de cursi. ¿por qué? Porque la gente no se atreve a hablar de eso… o quizás porque muchos no tienen sentimientos.
¿Por qué la gente siempre piensa antes que actuar? Siempre con el que dirán… siempre pensando en lo que deben decir o no deben decir. Yo eso sólo lo pienso cuando no quiero hacer daño a los demás. Pero, de mis cosas… no.
Yo soy así y no me importa lo que los demás piensen.
Por eso, algunas veces, sin querer, hago mal. Pero no por lo que hago, sino por lo que los demás piensan.
Yo acepto a la gente tal y cómo es. No quiero que se amolden a mi forma de ser, sino que sean ellos mismos. Pero eso en esta sociedad no vale. Eres ingenua, no estás en el mundo, según ellos.
Qué difícil tiene que ser actuar pensando lo que los demás van a pensar de ti. Lo que pasa es que a mi eso no me importa. Sólo me importa molestar a los demás cuando esa no ha sido mi intención.
¿Se aprende también con las cosas que haces bien? Es curioso, pero menos. El que hagas las cosas bien, es normal, cuando yo creo que es quizás más difícil que hacerlas con doble intención. Hacer daño, podemos hacer daño todos. No es tan difícil.
Pero me duele fallar, no por fallar, que sería una cuestión de soberbia, sino por molestar a alguien que quiero. Y cuanto menos quieres fallar, más duele.
Quiero hacer la vida bonita a los demás y no siempre me sale bien.
Pretendo no ser egoísta y posiblemente no sea un buen crítico de mi misma. Y eso lo he visto claro con comentarios de mis hijos. Los mejores críticos. Y que conste que no se lo echo en cara. Me gusta que lo hagan. Así aprendo…
Claro, para ellos es fácil. Son como espectadores de tu vida. Están tranquilamente en sus butacas, viendo como actúas, y no siempre te sale el papel bien. Y te lo dicen. Porque quieren que lo bordes. No es que me parezca mal, pero duele… precisamente porque has pretendido hacerlo bien. Pero no estoy en este mundo para representar un papel. Estoy para vivir. Y sólo tengo una vida. No voy a ocuparla en actuar… porque no me gusta. En la vida no sales con el papel aprendido. Y fallas, muchas veces… Pero el equivocarte también es vivir.
Por eso, a las personas que me importan, a las que he podido hacer daño en alguna ocasión, les pido perdón. De verdad, no ha sido mi intención, es que no lo he sabido hacer de otra forma…
A mis años...
Pero lo más curioso es que siempre aprendo de cosas que hago mal.
Me equivoco muchas veces, queriendo hacer las cosas bien. Creo que soy impulsiva y estoy poco con el mundo y la gente. Los demás no piensan como yo, no actúan como yo. Todos los demás tienen lo que yo llamo “retranca”. No tengo nada que ocultar, o mejor dicho, casi nada, actúo de forma natural y, naturalmente, me equivoco. ¿Soy sentimental o “cursi”? Quizás, el hablar de sentimientos, de tus sentimientos, es catalogado de cursi. ¿por qué? Porque la gente no se atreve a hablar de eso… o quizás porque muchos no tienen sentimientos.
¿Por qué la gente siempre piensa antes que actuar? Siempre con el que dirán… siempre pensando en lo que deben decir o no deben decir. Yo eso sólo lo pienso cuando no quiero hacer daño a los demás. Pero, de mis cosas… no.
Yo soy así y no me importa lo que los demás piensen.
Por eso, algunas veces, sin querer, hago mal. Pero no por lo que hago, sino por lo que los demás piensan.
Yo acepto a la gente tal y cómo es. No quiero que se amolden a mi forma de ser, sino que sean ellos mismos. Pero eso en esta sociedad no vale. Eres ingenua, no estás en el mundo, según ellos.
Qué difícil tiene que ser actuar pensando lo que los demás van a pensar de ti. Lo que pasa es que a mi eso no me importa. Sólo me importa molestar a los demás cuando esa no ha sido mi intención.
¿Se aprende también con las cosas que haces bien? Es curioso, pero menos. El que hagas las cosas bien, es normal, cuando yo creo que es quizás más difícil que hacerlas con doble intención. Hacer daño, podemos hacer daño todos. No es tan difícil.
Pero me duele fallar, no por fallar, que sería una cuestión de soberbia, sino por molestar a alguien que quiero. Y cuanto menos quieres fallar, más duele.
Quiero hacer la vida bonita a los demás y no siempre me sale bien.
Pretendo no ser egoísta y posiblemente no sea un buen crítico de mi misma. Y eso lo he visto claro con comentarios de mis hijos. Los mejores críticos. Y que conste que no se lo echo en cara. Me gusta que lo hagan. Así aprendo…
Claro, para ellos es fácil. Son como espectadores de tu vida. Están tranquilamente en sus butacas, viendo como actúas, y no siempre te sale el papel bien. Y te lo dicen. Porque quieren que lo bordes. No es que me parezca mal, pero duele… precisamente porque has pretendido hacerlo bien. Pero no estoy en este mundo para representar un papel. Estoy para vivir. Y sólo tengo una vida. No voy a ocuparla en actuar… porque no me gusta. En la vida no sales con el papel aprendido. Y fallas, muchas veces… Pero el equivocarte también es vivir.
Por eso, a las personas que me importan, a las que he podido hacer daño en alguna ocasión, les pido perdón. De verdad, no ha sido mi intención, es que no lo he sabido hacer de otra forma…
